Este año no he ido a la fiesta de Petín (mi pueblo), fue el 25 de Julio, y bien que lo siento, pero Moncho y Paqui (hermano y cuñada) si que han tenido esa suerte, y por supuesto han estado con Ovidia y familia. Por cierto, la hija de Loli me dejó un comentario en el escabeche de bonito que hice el año pasado con las enseñanzas, como no, de su abuela y me encantó leerlo, espero que no sea el último.
También han estado con unas primas hermanas, a las que hace años que no veo, y gracias a ellas disfruto de vez en cuando de un tinto de verano con un color que deja el vaso tintado, y puedo asegurar que mi tinto de verano preparado en un vaso de agua lleva, 80% de gaseosa y el resto de ese vino capaz de teñir el más blanco lienzo ¡Pedazo color!.
El caso es que Moncho me pasó un calabacín de Ovidia, y vaya calabacín, no se me ocurrió pesarlo pero rondaría el kilito tirando a lo bajo.
Pensé que tendría demasiadas pipas en su interior pero al abrirlo vi que no eran tantas así que decidí no quitar nada. Lo lavé bien y como tenía una piel tan tersa y bonita se la dejé casi toda, tan solo pelé aquellos rincones con algún rasguño, que no daños. Una vez triturada, la piel, deja como unos puntitos que aportan un tono verdoso a la crema que me gusta.
Con los calores que tenemos no apetece mucho cocinar, y eso ya es raro en mí, pero me negaba a que esa preciosa pieza se estropeara y pensé hacer una crema a pesar del calor. Lo que no quería era hacer demasiados añadidos, quería que fuera de lo más natural, y lo fue.
Ingredientes:
- El calabacín
- 1 patata
- Sal
- Pimienta negra (al gusto)
- Agua y leche, a partes iguales.
- Aceite y una ramita de tomillo
- Guarnición: pan, champiñón y jamón serrano
También han estado con unas primas hermanas, a las que hace años que no veo, y gracias a ellas disfruto de vez en cuando de un tinto de verano con un color que deja el vaso tintado, y puedo asegurar que mi tinto de verano preparado en un vaso de agua lleva, 80% de gaseosa y el resto de ese vino capaz de teñir el más blanco lienzo ¡Pedazo color!.
El caso es que Moncho me pasó un calabacín de Ovidia, y vaya calabacín, no se me ocurrió pesarlo pero rondaría el kilito tirando a lo bajo.
Pensé que tendría demasiadas pipas en su interior pero al abrirlo vi que no eran tantas así que decidí no quitar nada. Lo lavé bien y como tenía una piel tan tersa y bonita se la dejé casi toda, tan solo pelé aquellos rincones con algún rasguño, que no daños. Una vez triturada, la piel, deja como unos puntitos que aportan un tono verdoso a la crema que me gusta.
Con los calores que tenemos no apetece mucho cocinar, y eso ya es raro en mí, pero me negaba a que esa preciosa pieza se estropeara y pensé hacer una crema a pesar del calor. Lo que no quería era hacer demasiados añadidos, quería que fuera de lo más natural, y lo fue.
Ingredientes:
- El calabacín
- 1 patata
- Sal
- Pimienta negra (al gusto)
- Agua y leche, a partes iguales.
- Aceite y una ramita de tomillo
- Guarnición: pan, champiñón y jamón serrano
Hago trozos con el calabacín bien limpio y la patata pelada y lavada y lo pongo en la cazuela, que está en el fuego, con un chorro de aceite. Sofrío unos minutos, y cuando quiere empezar a tomar color añado la sal, la pimienta y una ramita de tomillo.
Es el momento de añadir el agua y la leche, pero que solo lo cubra, y no demasiado, tiene que verse como asoman tanto el calabacín como la patata. Es mejor tener que añadirle algo más de líquido para no perder nada de sabor.
Ahora, a triturarlo y pasarlo por un colador o un chino. Pensé que iba a encontrar restos de sus pipas, pero era tan tierno que no ha quedado ni rastro.
Lo he servido con unas mini tostaditas de pan frito, sobre ellas, unos cuadritos de champiñón crujientes y como no, unas tirillas de jamón simplemente pasadas por la sartén para que su grasilla forme parte de este conjunto.
Lo he servido con unas mini tostaditas de pan frito, sobre ellas, unos cuadritos de champiñón crujientes y como no, unas tirillas de jamón simplemente pasadas por la sartén para que su grasilla forme parte de este conjunto.
¡Dios! Casi es pecado contaros una receta tan sencilla, lo siento, la culpa es del calabacín que, falaba galego y…