Tenía que enseñar estos huevos (con perdón) gallegos, de unas gallinas pequeñas y preciosas que tiene mi prima Carmiña en Fontei (Ourense). No sólo son pequeños, además son deliciosos, de esos que te podrías comer 4 seguidos, dependiendo de cómo ande el colesterol de cada uno. Yo he visto comerse seis en una sentada.
La cuestión es que he preparado unas mini hamburguesitas que tan de moda están últimamente. Aunque está bien reconocer los méritos de esas albóndigas maravillosas o aquellos filetes “rusos” que hacían nuestras madres, la mía, Mami, las bordaba. Jamás he comido unas albóndigas más esponjosas que las suyas.
En este caso, además de la carne picada, he añadido:
- 2 rebanadas de pan de molde con corteza blanca
- Un buen manojo de perejil fresco
- 2 lonchas de jamón serrano
- 2 cucharas de queso Philadelphia
- Nata líquida- Un buen manojo de perejil fresco
- 2 lonchas de jamón serrano
- 2 cucharas de queso Philadelphia
He puesto estos ingredientes en la picadora, he triturado y lo he añadido a la carne picada. Todo bien mezclado, con la cantidad de sal necesaria, lo dejo en un recipiente bien tapado para que se amalgamen bien los sabores.
Les doy su forma habitual, redondas, cuanto más mejor, que parezcan de fábrica. Unas grandes y otras pequeñas, como éstas, y listas para cocinar y disfrutar.
Cuando hago scones, tan británicos ellos, siempre hago más de los que necesito, de este modo congelo una parte y los voy utilizando según los necesito, así que he creído que eran el formato ideal para estos mini filetitos rusos y por supuesto, para estos huevos fritos.
Poco más hay que explicar. Freír la carne, freír los huevos, calentar los scones, acompañar, faltaría más, con unas patatas fritas, su tomate y mostaza correspondiente y en este caso, comerse un mínimo de dos por persona.
Está feo decirlo, pero ni el mejor whopper supera esto.