Hacía algo
más de un año que mi amiga Rosa me habló de esta maravilla: la torta negra
venezolana. Decía que era lo más maravilloso que había probado, que era un bizcocho
oscuro, que llevaba chocolate, que sabía a licor, que tenía frutas, que...
que...
¡Yo quiero
esa receta! Pero... no siempre salen las
cosas como uno desea.
Sucedieron
hechos fuera de nuestro guión que no vienen al caso, razones personales
completamente ajenas a nuestros intereses culinarios.
Hasta que un
día, pasado un año, me dice Rosa ¿qué te parece si este fin de semana quedamos
en mi casa con Roberto y que nos enseñe a hacer la torta? ¡Genial!
Un día para
enmarcar.
Roberto, ese
venezolano de Maracaibo, Rosa y yo misma, nos pusimos manos a la obra.
¡Que pena no
haber grabado aquel encuentro lleno de risas y buen rollo!
Roberto me
contó el supuesto origen de este dulce.
En esa
ciudad, se cuenta que, desde que el novio pedía a la novia en matrimonio,
trascurría un año, 365 días antes de pasar por el altar. Era entonces cuando la
familia de la novia ponía las frutas a remojar.
Voy a
intentar explicarme algo mejor. Las frutas y frutos secos, todos bien picados,
se ponían en un recipiente generoso y se cubría con licor, ron, bien cubierto.
Con estas
frutas, pasado un año, se prepararían esas deliciosas tortas para la boda.
¿No es
precioso? Sólo por esta historia ya merece la pena empezar a preparar esas
frutas, aguantar un año y...
Si es un
cuento, leyenda, o lo que sea, es precioso, pero además es un dulce
imprescindible en las navidades venezolanas.
Huelga decir
que mis frutas ya llevaban más de un año emborrachadas en ron y brandy. Yo
puse: pasas, dátiles, orejones, ciruelas pasas, y no recuerdo que más. Pero
todas ya picadas. Luego las cubrí con ron y algo de brandy.
Ahora toca la
receta y sus ingredientes:
- 200g de
mantequilla
- 2 tazas de
azúcar
- 2 ½ tazas de
harina
- 1 cucharita leadura Royal
- 6 huevos
- ½ taza de
leche
- Canela molida
- 1 cucharita
de vainilla
- ½ tableta de
chocolate negro
- ½ taza de
melaza
- 150 g de nueces picadas
- 500g de las
frutas en licor
Separar las
yemas de las claras.
Batir la mantequilla,
que estará a punto pomada, con el azúcar hasta que la mezcla esté cremosa.
Agregar una a
una las yemas y seguir batiendo.
Ahora la
vainilla.
Incorporar la
harina, bien cernida, a pocos y alternando con la leche y seguir batiendo.
Turno de la
canela, generosa cantidad, mínimo una cuchara, o lo que es lo mismo 15ml.
Mezclar las
frutas con un poco de harina y sacudir el exceso de ésta. Añadir al bol y
mezclar con espátula.
Añadir
también las nueces troceadas.
Derretir el
chocolate, volcar y mezclar. Incorporar también la melaza.
Batir las
claras a punto de nieve e incorporarlas a pocos, mezclando con cuidado, sin
batir, a la mezcla.
Engrasar uno,
o dos, moldes. Enharinar y sacudir el exceso de harina, aunque yo no puse
harina, no me gustan los restos que después quedan sobre la torta.
Sólo queda
cocerlas, y digo cocerlas, porque con esta cantidad de masa salen dos tortas
generosas.
El horno
estará bien caliente a 180º.
El tiempo
como siempre dependerá de cada horno.
Dejo enfriar
sobre una rejilla dentro de sus propios moldes.
Y ya está,
dulce maravilloso que se conserva durante días… si llega.
Sólo me queda
dar las gracias a
Roberto por contarme
sus secretos, por dejar que lo comparta y por ser un tío estupendo.