Algo más que una albóndiga
No recordaba
por qué no compraba rape pero lo recordé hace muy poco, ya que lo compré y preparé
unos medallones bien rebozaditos que estaban deliciosos, por lo menos para mí,
pero llegó a la mesa y alguien dijo… “no me gusta mucho este pescado” y otra
voz “no me gusta, no quiero”… ¡Vaya! Eso
hizo que comiera, cenara y casi desayunara rape frito. Pero claro, quedaba otro
tanto en el congelador que ya tenía casi olvidado y pensé que tenía que hacer
algo con él, había que aprovechar aquella blanca y nacarada carne y me puse
manos a la obra.
Eso
sí, tenía que disfrazarlo un poco, y vaya si lo hice, tanto que casi me hacen
la ola ;)
Ingredientes:
- Rape
- Miga
de pan remojada en leche
- Queso
- Perejil
- Eneldo
- 1
huevo
- Sal
- Morcilla
patatera
No pesé
nada, todo a ojo, no tenía claro el resultado y ni me molesté.
Paso 1.
La
miga de pan la empapé con leche. El queso cortado en cubos. El perejil con un poco de su tallo. El pescado cortado
en trozos generosos. Ahora todo al procesador de alimentos más el perejil, el
huevo, la sal, y el eneldo, trituré unos segundos, pocos, no quería que quedase
una pasta o se notasen los trozos.
Paso 2.
Bien,
toca la prueba de la sal y como siempre pongo una pequeña cantidad en la sartén
con unas gotas de aceite para que se haga y así comprobar que todo está bien.
Por ahora sigo siendo incapaz de comer pescado crudo, bueno, menos el atún rojo
cuando es bueno.
Paso 3.
Y
ahora la estrella, porque realmente ha sido la estrella en esta especie de
albóndigas pescaderas. Aprovechando mi estancia en Cáceres, no podía dejar de
traerme un par de morcillas patateras, tanto dulce como picante, aunque aquí he
utilizado la dulce.
Paso 4.
En
la mano extiendo un poco de la mezcla anterior y en el centro pongo una bolita
de patatera, la encierro y formo una bola que paso por harina y frío en
abundante aceite caliente.
No
quería que cocieran más en ninguna salsa, me bastaban tal y como estaban. Recién
fritas y con la patatera fundida mezclándose con el resto de los ingredientes, eso
era exactamente lo que pretendía, así que tiré de una salsa de vino tinto que
había hecho un día antes y que no sabía muy bien cómo iba a utilizarla y
francamente, no pudo tener mejor fin.
Y
hasta aquí la historia del pescado que no gusta en casa, pero a la patatera
ninguna pega. Creo que me estoy extremadurizando un poco, vaya, no es mala cosa
;)
Algo más que una albóndiga
Algo más que una albóndiga