Una vez más, y no será la última, otra forma de reutilizar un resto de pollo asado. Una hermosa pechuga, seca y sosa como ella sola. Ya, ya sé, que es una opinión de lo más personal, pero es lo que hay, es la pechuga de pollo o yo, y claro, para ser sincera diré que en mi cocina llevo todas las de ganar, soy “la jefa”.
Unos ingredientes de andar por casa:
Abundante perejil
Miga de pan
Queso
Huevo
Sal
Abundante perejil
Miga de pan
Queso
Huevo
Sal
Con todos estos ingredientes dentro de la picadora sólo se puede hacer una cosa, o mejor dicho, dos. La primera es picar todo hasta dejar una pasta capaz de envolver lo que quieras con ella, lo segundo…
Bien, pues con esta sencilla mezcla y unas tiras de pechuga de pollo asado, de esa pechuga que no soy capaz de comer a palo seco, he preparado unos crujientes bocados que han resultado de lo más aparente.
Después de hacer las tiras con la pechuga las he envuelto con la pasta y las he dejado dentro un par de horas. De este modo han sido capaces de absorber un poco el sabor de todos los ingredientes, que buena falta le hacía. Sí, ya sé que hay muchas personas a las que les gusta la pechuga de pollo asado, en mi casa, menos a mí, a todos. Pero eso no significa que a veces sobre, y claro, no siempre hay que hacer croquetas o ensaladas, o lo que se tercie.
Ésta ha sido una solución de lo más aparente. Queda crujiente y sabrosa y al hacer tiras o trozos no demasiado grandes, la pechuga no resulta tan seca.
En cada plato he puesto un poco de ketchup y mayonesa para ir mojando. Plato de lujo… para nada, ni de broma, pero sabroso, vaya, y barato.
La sencillez al poder… o a la mesa.
La sencillez al poder… o a la mesa.