Os diré que tenía en el congelador los fréjoles desde Mayo, que los había comprado en el mercado de Santiago, que después de limpiarlos y a punto de cocerlos con unas patatas decidí congelarlos… ¿Por qué?
Simplemente decidí conservarlos para hacer un caldo de fréjoles cuando llegaran los primeros fríos, bueno los primeros frescos, porque aquí en los madriles frío lo que se dice frío aún está por llegar, espero.
Y con los primeros frescos me animé a preparar un plato caliente.
Este plato tan típico gallego se comía en mi casa casi a diario, al faltar mi padre, Mami dejó de prepararlo esas dos veces por semana como mínimo. Tanto a mis hermanos como a mí nos encantaba, aunque cada uno teníamos nuestro preferido, de nabizas o grelos, de repollo, de fréjoles o de berza.
Creo que el de nabizas es mi preferido, pero aquí en Madrid es casi impensable encontrarlas vestidas con sus florecillas amarillas antes de convertirse en los tan conocidos grelos, aunque realmente es la misma verdura me gusta más antes de su puesta de largo.
En mi casa el caldo se sigue haciendo igual que lo preparaba Mami, partiendo siempre de un buen caldo donde previamente he cocido morcillo, espinazo, tocino con veta, codillo y huesos de caña, todo puesto a cocer en agua fría y con una pizca de sal, hay que tener en cuenta que los huesos de espinazo ya llevan sal incorporada por eso yo siempre los lavo antes de que pasen a formar parte de la fiesta del "pote".
Después de una larga cocción, o una sesión de olla rápida como en este caso, retiro las carnes, cuelo el caldo y lo reservo.
Si este caldo lo preparo con antelación dejo que se enfríe en la nevera y de este modo elimino la mayor parte de la grasa que descansa en la superficie esperando su nuevo destino (la basura).
Lo normal es añadir a la preparación unas judías blancas, única legumbre que mi hija no soporta, por lo que hoy he decidido utilizar unos garbanzos, pocos, además de:
Los otros ingredientes:
- Más o menos 1 k de fréjoles,
- 3 patatas,
- La parte verde de 3 ó 4 cebolletas (porretas)
- Un trozo de unto (grasa rancia)
- Chorizo
- Los garbanzos ya remojados
- 2 chorizos
Primero pongo a cocer los garbanzos en el caldo desgrasado, cuando están prácticamente cocidos añado los fréjoles troceados, las patatas peladas en tozos grandes y las porretas muy picaditas, cuando todo empieza a hervir añado el unto y dejo cocer a fuego lento hasta que la verdura está tierna. Unos diez minutos antes de terminar añado los chorizos para que cuezan junto con el caldo.
Retiro el unto y pruebo el punto de sal, con una espumadera voy buscando las patatas que aplasto un poco con un tenedor, cuando digo un poco es un poco, no consiste en hacerlas puré, simplemente en trocitos más pequeños que a la vez consiguen espesar un poquito el caldo.
Finalizada la cocción troceo los chorizos y dejo reposar. Personalmente creo que está más rico de un día para otro, aunque no siempre da tiempo a prepararlo con antelación.
No se si eran los fréjoles que falaban galego, o las ganas que ya teníamos de comer un plato caliente después de un largo verano, pero nos supo a comida de domingo en el cielo.
Simplemente decidí conservarlos para hacer un caldo de fréjoles cuando llegaran los primeros fríos, bueno los primeros frescos, porque aquí en los madriles frío lo que se dice frío aún está por llegar, espero.
Y con los primeros frescos me animé a preparar un plato caliente.
Este plato tan típico gallego se comía en mi casa casi a diario, al faltar mi padre, Mami dejó de prepararlo esas dos veces por semana como mínimo. Tanto a mis hermanos como a mí nos encantaba, aunque cada uno teníamos nuestro preferido, de nabizas o grelos, de repollo, de fréjoles o de berza.
Creo que el de nabizas es mi preferido, pero aquí en Madrid es casi impensable encontrarlas vestidas con sus florecillas amarillas antes de convertirse en los tan conocidos grelos, aunque realmente es la misma verdura me gusta más antes de su puesta de largo.
En mi casa el caldo se sigue haciendo igual que lo preparaba Mami, partiendo siempre de un buen caldo donde previamente he cocido morcillo, espinazo, tocino con veta, codillo y huesos de caña, todo puesto a cocer en agua fría y con una pizca de sal, hay que tener en cuenta que los huesos de espinazo ya llevan sal incorporada por eso yo siempre los lavo antes de que pasen a formar parte de la fiesta del "pote".
Después de una larga cocción, o una sesión de olla rápida como en este caso, retiro las carnes, cuelo el caldo y lo reservo.
Si este caldo lo preparo con antelación dejo que se enfríe en la nevera y de este modo elimino la mayor parte de la grasa que descansa en la superficie esperando su nuevo destino (la basura).
Lo normal es añadir a la preparación unas judías blancas, única legumbre que mi hija no soporta, por lo que hoy he decidido utilizar unos garbanzos, pocos, además de:
Los otros ingredientes:
- Más o menos 1 k de fréjoles,
- 3 patatas,
- La parte verde de 3 ó 4 cebolletas (porretas)
- Un trozo de unto (grasa rancia)
- Chorizo
- Los garbanzos ya remojados
- 2 chorizos
Primero pongo a cocer los garbanzos en el caldo desgrasado, cuando están prácticamente cocidos añado los fréjoles troceados, las patatas peladas en tozos grandes y las porretas muy picaditas, cuando todo empieza a hervir añado el unto y dejo cocer a fuego lento hasta que la verdura está tierna. Unos diez minutos antes de terminar añado los chorizos para que cuezan junto con el caldo.
Retiro el unto y pruebo el punto de sal, con una espumadera voy buscando las patatas que aplasto un poco con un tenedor, cuando digo un poco es un poco, no consiste en hacerlas puré, simplemente en trocitos más pequeños que a la vez consiguen espesar un poquito el caldo.
Finalizada la cocción troceo los chorizos y dejo reposar. Personalmente creo que está más rico de un día para otro, aunque no siempre da tiempo a prepararlo con antelación.
No se si eran los fréjoles que falaban galego, o las ganas que ya teníamos de comer un plato caliente después de un largo verano, pero nos supo a comida de domingo en el cielo.
Margarida, ahora sí que me has descolocao!! Fréjoles?
ResponderEliminarparecen judias verdes pero me has hecho dudar. Nunca había oído hablar de esta verdura con ese nombre en Galicia. Creo que en Asturias, les llaman así a las judias verdes (vainas), pero bueno, nunca me acostaré sin aprender algo más!!
un bico dende Galicia, o teu caldo falaba galego porque no fondo tes morriña da tua terra.
Los buenos textos de descripciones culinarias se leen con gusto y placer. A mi me ha pasado con éste tuyo, por ejemplo. Y además, que desde "la bacallada", tengo predilección por las recetas de Mami.
ResponderEliminarMe apunto al caldito.
pilar en Petín, y me atrevo a decir que en en todo Valdeorras se les llama fréjoles, pensaba yo que también en gran parte de Galicia aunque ya veo que no.
ResponderEliminarY si, claro que si, teño muita morriña da terra.
Moitos bicos :)
Ummm, cómo me apetece, y míra que estoy con pocas ganas últimamente, este caldo tuyo, tan desgrasado y tan rico entra por los ojos.
ResponderEliminarno me extraña que tengas morriña de la tua terra
bicos
Qué rico debe estar¡¡ Este verano (sí, en verano) probé mi primer caldo gallego en Galicia. Nos supo a gloria a pesar del calor que hacía. Lo que no puedo encontrar aquí es el unto. Una lástima.
ResponderEliminarSaludos
Vaya pote que te has marcao tiene una pinta deliciosa y lo que tu dices ahora con el frio que viene , ideal felicidades compi eres una monstrua y no es de fea,je ,je,hasta mañana.
ResponderEliminarHola Margarida! excelente caldo gallego nos has preparado hoy, yentrañable tu relato, no me imaginaba que eras gallega,preciosa tierra! natural que tengas morriña .
ResponderEliminarSaludos!
josemari habrías hecho tan buenas migas con ella, era tan entrañable, tan... bueno no quiero ponerme triste :)
ResponderEliminardelantal ¿Pocas ganas? si necesitas algo ya sabes... ¡tu silbame... y ya voy... nanananana!!!
dolita es que en Galicia hay que comer caldo sin importar el mes del año.
No es fácil encontrar buen unto, ni siquiera en Madrid, El Corte Inglés lo suele tener, si no lo encuentra me lo dices y te mando un trocito, por lo menos para dos veces ¿Vale?
pepa gracias por la aclaración, empezaba a preocuparme :)
shitaki tengo mucha y sinceramente espero no perderla nunca.
Me encantan estas recetas con sabor a familia... Algún día nuestros hijos se acordaran quizás de nuestras recetas con esa misma ternura... espero
ResponderEliminarBesos. Ana
De pequeña, en casa de la abuela (Ávila) ayudaba a recoger los fréjoles del huerto. Alguno de mis primos decía: "abuela, a mí me gustan los fréjoles, pero no las judías verdes". Ya ves, cosas de niños. Nunca es tarde para probarlos de este modo. Por cierto, la abuela almacenaba la grasa sobrante para elaborar jabón.
ResponderEliminarBesos
Fréjoles??? no sabia yo lo que era...,me ha gustado aprender mas cosas, y con este frio, este plato es estupendo...un beso y buena semana amiga
ResponderEliminarCon estos fríos apetecen recetas como esta. Que ricos estos platos de siempre. Sabrosísimos.
ResponderEliminarBesos
Esto tiene que estar riquísimo. Me anoto la receta porque no me pienso quedar con las ganas de probarla.
ResponderEliminarBesos
Hehehe, el nombre es "feixóns", feixóns verdes neste caso, fréjoles me suena más a castrapo. Sea como sea, ¡tiene una pinta de muerte! en mi casa somos las raritas q nos hacemos un caldo en pleno verano, somos brutas como arados.
ResponderEliminarEnhorabuena por el blog!!
Saludos, Lorena
Ummmmm, creo que lo huelo desde aqui!!!
ResponderEliminarMi mejor "pote" lo comi en un pequeño pueblo de Galicia, hace como unos 10 años...... desde entonces sueño con el, aunque creo que el tuyo hoy le quitará el sitio en mis sueños.
Besiños
jo qué pinta...un plato estupendo apra días como hoy, aunqeu la verdad dan ganas de comérselo ahsta en pleno Agosto.
ResponderEliminarbesotes
Pues si hay que falar gallego, ¡Soy capaz de aprenderlo por tomarme un plato así de rico! Enhorabuena por esa maravilla y esas fotos. Si solamente con mirar la pantalla ya huele a gloria bendita. Un abrazo. Sonia
ResponderEliminarAna espero que si, sería una pena que se perdieran.
ResponderEliminaraura a mi me encantaría saber hacer jabón, puede que me apunte a algún curso.
su la RAE dice que es una planta papilionácea :(
rosa yo comería de cuchara todos los días :)
la cocina mía puedes sustituir la verdura por otra que te guste más.
Lorena ¿Qué es castrapo? Pero... ¡A Dios pongo por testigo... que en Petín son fréjoles!
poskito jajaja que maja eres, creo que exageras ¿No?
cabriola no sería el primero que he disfrutado en pleno verano.
Besitos.
sonia no es imprescindible pero tampoco difícil ;)
¡Hola! soy Lorena de nuevo, mujer, ¿cómo no conoces el castrapo?? te estás metiendo conmigo, hehe, es la mezcla de palabras en gallego y castellano. Seguro q en Petín dicen "fréjoles", no lo había oído nunca, pero es castrapo no es gallego.
ResponderEliminarUn saludo y enhorabuena de nuevo por el blog!
Un plato de esos para compartir en familia un día de frío, sano, rico y casero, muy bueno, me lo apunto!!en asturias tb les llamamos fréjoles. Un besote
ResponderEliminarlorena :)
ResponderEliminarmartuki o como dice Lorena hasta en los días de calor.
Besitos
Pero que rico!!!tiene una pinta estùpenda!!!con lo que a mi me gusta el caldiño!!!1dan ganas de meterle la cuchara!!
ResponderEliminarHola Margarita,ahora con los frios es lo mejor de comer, ademas creo muy importante que en las casa se coma minimo 2 veces de potajes,muy bien.
ResponderEliminarSaludos
Hola he pasado por tu blog por que lo vi en petitchef y tienes un blog precioso,
ResponderEliminarsaludos
Ese caldo tiene que estar estupendo. En mi casa se hace -ya lo hacía mi madre- precisamente ¡en verano! Y lo tomamos tibio. Me gusta con las judías verdes, pero especialmente con las que le decimos en Galicia "judías blancas" (en realidad su color es amarillento). En este momento empiezan a llegar al mercado y un día de estos empezaré yo a incluir con frecuencia en el menú, este caldo. Me gusta tanto que cada verano, antes de que se acaben, congelo unas pocas para poder hacerlo también alguna que otra vez en invierno.
ResponderEliminarEso sí, no le pongo zanahorias ni cebolletas, pero a buen seguro que también está rico.