Micuit con queso y almendras

Aún no tengo muy claro que se cenará el día de Nochebuena en esta casa, y no es broma. De momento tan solo tengo claro que habrá algo de cuchara para que los más tradicionales estén contentos, algún aperitivo, algo de ensalada y el plato fuerte que llevará pescado y… hasta aquí puedo contar… el resto ¿…?

Lo que sí he hecho ha sido ir probando diferentes aperitivos, unos ni siquiera son presentables en mesas de diario, otros han servido para eso… probar… otros han quedado… digamos… ¿comestibles? Pero dos o tres os aseguro que han sido todo un lujo. No voy a entrar en detalles en mis fracaso ¡faltaría más! No pretendo perder mi prestigio ganado con tanto esfuerzo y apunto de obtener mi estrella… ¡Jajajaja!

El que os presento es sencillo, muy fácil, rápido y delicioso, con una presencia agradable y para comer tan solo de un bocado, de esos que se funden en la boca pero reconociendo perfectamente sus sabores. Igual exagero, pero a mí me encantó. Claro que también es verdad que me encanta todo aquello que lleve foie, micuit, o el tan socorrido “fuagras” que mami ponía, pocas veces, pero ponía, en aquellas meriendas a la vuelta del colegio.

Y no me enrollo más, que llegado a este punto los recuerdos afloran, los ojos se humedecen y aún quedan unos días para la primera celebración navideña.

Ingredientes:

- Una latita de foie de pato
- Queso de Cebreiro (o Philadelphia)
- Almendras crudas
- Aceite
- Sal
- Mermelada

Lo primero que hice fue la mezcla con el foie y el queso.

Las almendras con un poco de aceite las freí hasta que tomaron ese color moreno Cancún que tanto me gusta y fueron a parar a la picadora con un poco de sal.

Como había más que de sobra añadí un par de cucharitas de las almendras picadas a la crema de foie que tenía reservada.

Para que no quedara tan simple pensé que le faltaba ese punto dulce que tan bien acompaña a los foies, aunque personalmente lo prefiero “a lo bestia” sin aditamentos que distorsionen su sabor aquí creo que fue un acierto. Bueno, a lo que iba, con una cucharita cojo una porción de la pasta, en el centro un poquito de mermelada (esta de ciruela) y por encima otro poco de pasta.

Lo cierro bien para que no se salga la mermelada y como si de una albóndiga se tratara las voy pasando a su “pan rallado” particular.

Las almendras picadas a las que antes de este paso les he añadido unas escamas de sal Maldon.

Y ya está, no tiene más, tan solo un pincho que ni siquiera es imprescindible porque se cogen con facilidad sin que se estropeen, pero como quedaba bonito… ahí está.

Espero que os guste y mejor aún si os es de utilidad.