Croquetas con kale
Este es el resultado de un kale salteado que debí salar dos
veces, inconscientemente claro está. La cuestión es que yo lo preparé para la
cena de mi hija, ella lo esperaba con gusto después de su larga jornada
pastelera y… en fin… estaba listo para ir a la “B” de basura, pero claro, tirar
aquello… ¡uf!... total solo era una ración, pero aun así me costaba tanto archivar aquella verdura que… ¡tachan!
Nada del otro jueves no vayáis a creer, pero una pizca de
mantequilla, una cucharada de harina, un brick de 200ml de nata líquida y otro
tanto de leche entera, pimienta negra y cocer, cocer y cocer, probar y comprobar. Y resulta que al final tuve que añadir una pizca “más” de sal.
Se supone que yo pensaba hacer una crema de kale que luego iría al horno y serviría bien gratinada, así que bien guardada “la crema” pasó la noche en la nevera y al día siguiente no era crema, era masa bien cocida como para unas croquetas y me dije… pues hala, croquetas.
Claro que por otro lado me parecía tan simple que no se me
ocurrió otra cosa que estirar la masa entre dos papeles de horno
y poner a lo largo tiras de mozzarella. Enrollé a modo maki sushi, corté trozos más o
menos del mismo tamaño y seguí los pasos normales para rebozar una croqueta. Huevo
y pan rallado.
Y este es el resultado de unas ramas de kale saladas hasta ser incomibles, no es para restaurante de lujo, ni lo pretendo, pero estaban bien ricas, suaves y me atrevo a decir que delicadas, a fin de cuentas… diferentes.
Y al final,te ha quedado una maravilla........asi surgen las mejores recetas¡¡¡
ResponderEliminarBesitos¡¡
eres una ceack !!!! vaya croquetas, una verdadera delicia
ResponderEliminarbesosss
Rosa